Monumento a Abderramán I

Abd Al-Rahman I Al-Dahil, más conocido como Abderrramán I, fue un príncipe de la dinastía omeya que gobernaba Damasco (Siria), y que logró escapar con vida durante la matanza de su familia perpetrada por los abasidas en el año 750. Fue acogido por una tribu bereber del norte de Marruecos,  los Nafta, de cuyo origen era su madre. Allí recabó apoyos y desembarcó en las costas de Almuñécar en agosto del año 755 y consiguió los apoyos necesarios para conquistar Córdoba y fundar el primer emirato independiente (año 756).

Nos encontramos ante un personaje capital en la historia de Al-Andalus bajo cuyo mandato comenzó la construcción de la Mezquita de Córdoba. Su reinado estuvo caracterizado por continuas revueltas internas.

El colosal monumento se encuentra ubicado en la falda del Peñón del Santo, frente a la plaza que también lleva el nombre del emir, inaugurada en 1984 coincidiendo con la celebración del I Encuentro Hispano-Árabe celebrado en Almuñécar.

El monumento a Abderramán fue la primera obra monumental de Miguel Moreno en nuestra ciudad. Se trata de una pieza de dimensiones acordes a la relevancia histórica del protagonista: 4,70 metros. Está realizada en bronce fundido, cincelado y patinado.

El futuro emir, situado sobre una roca, mira con gesto desafiante y decidido en dirección a su anhelada Córdoba. Sus manos, su poderosa musculatura, reflejo de su poder, así como los pliegues de sus ropas son un auténtico alarde de virtuosismo escultórico.